Hay algo que quizás no hemos podido apreciar y es la modernidad con la que Charlène se desenvuelve en su vida diaria. Cuando la mujer de Alberto de Mónaco llegó al principado no esperaba encontrarse de frente con una de las familias más mediáticas (y más ricas) de Europa, por lo que el posterior asedio de la prensa rosa se veía venir a la legua.
La princesa Charlène de Mónaco no es ajena a la polémica, reconocida en el universo mediático como la princesa triste, la que quiso huir de su propia boda y cuya estabilidad matrimonial siempre se está poniendo en tela de juicio. Todo comenzó cuando, a los 22 años, se enamoró del único hijo de Rainiero y de Grace Kelly.
Lo cierto es que Charléne ha sabido lidiar con lo que significa ser una royal moderna, pero esto no ha venido sin la compañía de cierto revuelo. Recordemos que se trata de alguien que rompió en llanto en su propia boda, se rapó a cero sin venir a cuento y le ha dado de zascas a los medios (a los cuales ha tildado de ‘aduladores de la corte’). ¿Se imaginan a Mary de Dinamarca o Grace Kelly, incluso Diana de Gales, manteniendo este tipo de comportamientos? Por supuesto que no: Charlène es una princesa punk.
Hoy por hoy, la mujer de Alberto de Mónaco es una princesa que tiene un palacio a su disposición pero elije vivir en su propio apartamento, lleva ella misma sus redes sociales, prefiere irse a salvar rinocerontes vestida de camuflaje que ponerse tacones y no habla una palabra de francés pero sí puede comunicarse con las comunidades zulúes de su tierra natal, con cuyo monarca ha compartido fotografías en las redes antes que con algún aristócrata europeo.
Todo esto sin mencionar el estilo que maneja a la hora de vestirse: la revista Tatler afirma sin pudor que Charlène ha reinventado el dresscode de la princesa moderna. Tan solo vale recordar aquel Rose Ball monegasco en el año 2013 en que apareció rockeando una campera de cuero color crema que tapaba la capa de cuentas de su impecable vestido Ralph Lauren o aquella ocasión en que se ha presentado en una cena con un mono de lentejuelas plateado en 2017 y su icónico smoking en 2018.